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Un latido cósmico

  • Foto del escritor: Tonatihu Funes
    Tonatihu Funes
  • 28 abr
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 may

☣Sergio Tonatiuh Funes Fonseca


El zumbido era ahora un latido cósmico. Lázaro miró su mano fundida al celular y vio los haces de electrones danzando bajo su piel, como luces láser de una discoteca maldita. Toda la ciencia del siglo XX, pensó, reducida a juguetes de control.


—¡No son solo aceleradores! —rugió el anciano, señalando las luces rojas que parpadeaban en cada rincón del complejo—. ¡Mira! ¡Los láseres!

Lázaro siguió su mirada. Los sensores de movimiento en los techos, los lectores de códigos de barras, incluso el puntero láser del guardia muerto… Todos brillaban con un fulgor anormal.


—En los 60 's, un láser era un monstruo de tres toneladas —escupió el viejo—. Ahora NovaCorp los mete en ratones de computadora y lectores de DVDs. ¡Hasta tu puto celular tiene cinco!

El Nokia en su mano vibró. La pantalla mostró un diagrama: RAYO LÁSER DE 5 nm. El mismo que usaban en los aviones militares para guiar misiles, ahora miniaturizado en cada dispositivo.

—¿Sabes cómo rastrear tus deudas? —continuó el anciano, señalando el sensor láser del techo—. Queman tu retina con pulsos indetectables. Leen tu estrés, tu miedo, tu voluntad de rebelarte. ¡Todo por un haz de luz que Einstein describió en 1905!


Con la mirada fija en Lázaro, el anciano prosiguió, dejando que cada palabra impregnaba la sala:

—Y es que, gracias a estos aceleradores de partículas no solo se estudia la naturaleza de la materia o se analizan pinturas –¿recuerdas aquel caso de la Mona Lisa?—. Sí, lo recuerdo bien. Se emplearon estos mismos aceleradores para examinar la composición de la obra sin dañarla, revelando minerales y compuestos inusuales que sugerían que Leonardo da Vinci utilizaba técnicas revolucionarias para preparar la base de su pintura. Pero eso es solo una parte de la historia.


—Mira, Lázaro, todo a nuestro alrededor se rige por los mismos principios. Los láseres miniaturizados son omnipresentes en la vida moderna. Por ejemplo, los lectores de DVD, Blu-ray y las unidades ópticas en las computadoras usan haces de luz concentrados en puntos microscópicos para interactuar con electrones, de la misma forma que lo hacen los aceleradores de partículas. Incluso el tráfico de internet depende de láseres que viajan por fibras ópticas –esas verdaderas mangueras de luz que transmiten información a velocidades cercanas a la de la luz–. Tanto los fotones que recorren estas fibras como los electrones que manipulan los aceleradores son fundamentales en el Modelo Estándar.


—Y no solo eso. Los avances recientes han permitido crear aceleradores de partículas del tamaño de un chip. Investigadores alemanes han desarrollado un acelerador de electrones de medio milímetro, usando nanoestructuras de silicio y pulsos láser infrarrojos para generar campos eléctricos que impulsan electrones a energías de hasta 12 keV. Imagina, Lázaro, dispositivos portátiles que en el futuro podrían tratar tumores superficiales con una precisión milimétrica.

—Los aceleradores no solo destruyen; también preservan. En el estudio de obras maestras como la Mona Lisa, se utilizan haces de iones acelerados para analizar pigmentos sin dañar la pintura, revelando que Leonardo empleó bases de plomo y óxidos metálicos para conseguir efectos lumínicos únicos. Y en la industria, estos aceleradores permiten modificar superficies a nivel atómico, logrando que la pintura se adhiera en el aluminio de las latas de refresco, o depositando materiales en obleas de silicio para fabricar microchips con una precisión nanométrica.


—Y mira al futuro, Lázaro: los láseres ultraintensos, esos petavatios como el VEGA en España, están abriendo nuevas fronteras. Con pulsos de apenas 30 femtosegundos, podrán depositar energía en tejidos cancerosos sin dañar las células sanas, revolucionando la radioterapia al destruir tumores en microsegundos.

—Desde el láser de un DVD hasta los aceleradores que estudian el bosón de Higgs, hemos convertido herramientas científicas en pilares de la vida cotidiana y la industria. Pero recuerda, cada avance es un arma de doble filo. Mientras la tecnología puede iluminar el arte y curar enfermedades, su mal uso también puede centralizar el control corporativo, como intenta NovaCorp. La clave está en equilibrar innovación con ética.

En ese instante, un mensaje parpadeó en cada pantalla:< ALERTA: SISTEMA DE GUIADO LÁSER ACTIVADO >


Lázaro recordó el artículo de Nature: "Aceleradores nano fotónicos". No era solo radiación. Era precisión. La misma que usaban para vaporizar tumores, ahora quemaba córneas de disidentes.

-Su pensamiento fue importunado por el recuerdo de su hermana Rosa, en su último suspiro, le mostró el lector del hospital. "Parece inofensivo", dijo. Pero el láser azul que escaneó su tumor había sido calibrado para estimular el cáncer, no diagnosticarlo. NovaCorp necesitaba datos de crecimiento celular en tiempo real. Y ella fue su conejillo de indias.-

El virus se propagó como fuego en un depósito de pólvora. En el Subsector 12, un rack de Xboxes modificadas estalló primero. Los láseres de sus lectores de disco se volvieron armas: haces de luz violeta que cortaron cables, acero, carne. Un guardia gritó cuando un puntero láser de 5 dólares le perforó el ojo, cocinando su cerebro desde dentro.


—¡Es la reacción en cadena! —exclamó el anciano, alzando su Nokia, cuyo láser infrarrojo ahora perforaba una pared de hormigón—. ¡Convirtieron cada dispositivo en un misil de bolsillo!

Lázaro corrió entre haces de luz mortíferos. Veía el verdadero horror: los láseres de los lectores de código de barras en supermercados, los de ratones en oficinas, los de medidores de luz… Toda la civilización era un campo de batalla láser, y nadie lo había notado.

Cuando el láser del celular en su mano se activó, Lázaro sintió el calor atravesarle la muñeca. No era dolor. Era iluminación. El haz de 5nm quemó el chip de NovaCorp incrustado en su hueso, liberando una ráfaga de datos corruptos.


—¡Hazlo! —gritó el anciano, mientras el láser de su Nokia derretía un guardia robot—. ¡Conviértete en el misil!

El último comando fue un chiste negro: > GUIDED_LASER(TARGET: NOVACORP_CORE).

Cuando el complejo estalló, los láseres de millones de dispositivos pintaron el cielo nocturno. Toda esa precisión, pensó Lázaro mientras su cuerpo se desintegraba, toda esa ingeniería divina… usada para dibujar un "Fuck You" en letras de radiación sobre el logo de NovaCorp.

No importaba. Si el futuro era un láser que te vigilaba mientras comprabas pan, al menos su destello final había sido bello.


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