La vida surgió del llanto, del semen, de la lluvia, del sudor, de los mares. De la sangre que se bombea a través del cuerpo, la Vía Láctea...Es fluidez y fuerza disruptiva que trabaja gota a gota la piedra más dura, ofreciendo un cambio continuo. Tantas preguntas que buscan una única respuesta.
Así el domo evoca al útero, invitándonos a soñar desde la comunión entre el interior-exterior, permitiendo que la interacción se funda y (re)conozcamos el espacio que nos rodea: de tal manera más que cualquier linealidad; el tiempo se vuelve efímero, lo que nos permite sentir la calidad innata a través de una transformación constante.
Comments